ZUSH PORTA MUÑOZ, ALBERT
«Eivissa siempre
está dentro, pues viví en la isla 18 años»
Julio Herranz | Eivissa | 03/09/2010
·
03-09-2010Marco Torres
Invitado por el Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE), Zush visitó ayer
en la sala capitular del Ayuntamiento de Vila su obra Confuzeya (1974),
adquirida recientemente por la entidad gracias a la colaboración del propio
autor y de Yoonah Kim. «Es una pintura hecha en una época en la que vivía muy
cerrado en el campo; y cuando bajaba a Vila mucha gente me miraba, supongo que
por la pinta que tenía. Por eso hice una serie de obras en las que hay muchos
ojos. Muchas cosas de mi trabajo van sobre cómo nos vemos a nosotros por dentro
y cómo veo el mundo exterior», explicó ayer el polifacético creador catalán,
nacido en Barcelona en 1946 como Albert Porta, firmando como Zush de 1968 a
2001, y desde entonces, como Evru.
Una metamorfosis creativa que Evru resumen así: «Todo es consecuencia de
que tengo un estado que se llama Evrugo Mental State, que cuándo me
preguntan dónde está siempre digo que en mi cabeza. Es como una utopía, lo que
da razón de ser a mi obra. Todo lo que pasa en ese estado es lo que ves en la
obra», precisó un artista que tiene un singular concepto de su actividad: «Yo
no trabajo, eso es lo que hacen los pobres mineros chilenos atrapados a 700
metros bajo tierra; o cualquier albañil. Lo que yo intento es trasubir,
algo que aconsejo a todos, pues es mucho más interesante que irse abajo»,
consideró el artista.
'Mènage a trois'
Zush vivió en Eivissa 18 años, entre 1968 y 1983. «Ya no vengo mucho a la
isla, pues casi todos los amigos de la época han desaparecido. Sólo quedan dos,
Jean Willi y Felix Waske, con quienes estoy haciendo pequeños libros
desplegables, que nos mandamos por correo y vamos interviniendo en ellos;
incluso dibujando encima de la obra del otro, por los dos lados. Yo le llamo el
grupo melancólico, y es un menàge a trois. Estamos intentando
convencer a otro amigo de entonces que vive en Alemania para hace un menàge
a quatre, pero no quiere entrar. Mañana tenemos una reunión para ve cómo
continuamos los libros y cómo los repartimos. Algunos están hecho entre dos y
otros entre tres», explicó el artista sobre esta propuesta, parte de la cual se
expuso hace unos meses en el Espacio Micus de Jesús.
En cuanto a proyectos en los que esté trabajando actualmente, Evru informó
que estaba inmerso «en varios; en Vietnam y en otros sitios; pero no me gusta
hablar de las cosas hasta que no están más cerradas», subrayó el artista, quien
no descarta presentar alguna exposición en el nuevo MACE, cuyas obras de
ampliación y remodelación se espera estén concluidas el próximo año.
Artista plural de reconocida y amplia trayectoria, el cambio de Albert
Porta a Zush se produjo cuando en 1968 estuvo internado tres meses en el
Hospital Frenopático de Barcelona. Allí uno de los paciente le llamó Zush,
nombre que el artista adoptó. Con el tiempo, irá evolucionando desde sus Ego
Zush Productions hasta la creación de su estado propio, el
apuntado Evrugo Mental State, estableciendo un código de
comunicación en que personaliza símbolos universales (alfabeto, himno, bandera,
pasaportes, dinero), creando una relación singular entre su estado interior y
el mundo exterior.
Los años ibicencos
Zush aseguró ayer que «Eivissa siempre está dentro, pues viví en la isla 18
años. Incluso tengo dos hijos nacidos aquí, que sí vienen a menudo a la isla»,
precisó, añadiendo una anécdota curiosa que guarda de sus años ibicencos. «Las
primeras elecciones democráticas de España, en 1977, las voté en el colegio
electoral de este museo». Recuerdos de una época vivida con intensidad, «pues
fue toda mi juventud, desde los 21 años a la edad adulta, que viví en esta
isla. Hasta que entré en el mundo internacional del arte, cuando se produjo un
cambio en mi vida, que coincidió también con razones personales», recordó el
artista catalán.
Un momento importante
en su época ibicenca fue cuando en 1969 Zush expuso por primera vez en la
galería Ivan Spence, cuya hija fue su primera esposa. Una muestra que supondrá
la presentación de su cambio de estética; con una obra que beberá del concepto
de psicodelia, entendido como manifestación del alma, creando atmósferas en las
que la oscuridad, el cromatismo y la música transportaban al espectador hacia
una experiencia de carácter ritual.